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Cuatro recomendaciones para ayudar a su hijo a sobrevivir a la adolescencia  

Cuatro recomendaciones para ayudar a su hijo a sobrevivir a la adolescencia  

A Rafael le sorprendió llegar a casa, al rayar la medianoche, después de una jornada de trabajo muy dura, y descubrir bajo la puerta de la habitación de su hijo Esteban una línea de luz, evidenciando que el muchacho estaba despierto todavía.

Había notado que estaba bastante distraído, y no era por las asignaturas del bachillerato porque le iba relativamente bien. Sin embargo y tal como le había contado la madre, apenas tomaba los alimentos en la cena e inmediatamente subía al cuarto, aislándose de todo y de todos.

Tocó suavemente a la puerta. Esperó unos segundos y allí, con cara de aburrimiento, estaba él:

Hola papá; llegas tarde… — , lo saludó.

Sí, estamos cerrando contabilidad de mes en la empresa, y sinceramente pensé que jamás terminaría— se excusó Rafael y luego, con un gesto, se dispuso a entrar. Todo lucía en orden, incluso los libros de estudio —. Veo que eres bastante organizado. Te felicito —. Buscaba un pretexto para iniciar la conversación.

Esteban sonrió y se sentaron en la cama.

Creo oportuno que hablemos— le dijo el padre —. Te noto bastante retraído, y ya tu madre anda bastante preocupada. ¿Me entiendes, verdad?

No es nada, tranquilo — , argumentó el chico,

Sí, creo que algo te ocurre. Vamos, he venido para que hablemos— sonrió Rafael.

Es tarde, papá. Vete a dormir— respondió Esteban.

No importa el tiempo; si quieres, podemos hablar hoy… Vamos, comienza por donde quieras. Deseo escucharte… —

Fue como soltar el dique para liberar una enorme cantidad de agua represada. Esteban le habló de sus temores: ¿Qué sería de él mañana?; de sus incertidumbres: ¿Qué carrera debía estudiar al terminar la secundaria?; de sus preocupaciones: ¿Por qué ahora no se sentía bien en ninguna parte ni con nadie?; de sus interrogantes más profundos: ¿Acaso sus problemas eran importantes? ¿Los comprendían papá y mamá?

¿Ha experimentado la misma situación?

Quizá usted es padre de familia. Al igual que yo va a la iglesia, ora y lee la Biblia. Le preocupan sus hijos, pero para ser sincero, no sabe qué hacer con ellos, sobre todo porque están atravesando el período de la adolescencia. Parece una tarea imposible. Muchas veces se ha preguntado en clamor: “Señor, ¿qué debo hacer?”.

Permítame decirle que no es el único y sin duda, tampoco será el último. En el mundo, millares de personas se preguntan lo mismo que usted cuando deben tratar con hijos adolescentes. En todos los casos la respuesta apropiada está en volver nuestra mirada al Señor Jesucristo en procura de orientación, y tener en cuenta unas recomendaciones que le resultarán muy útiles.

Un período muy complejo

Quizá habrá escuchado aquello de que cada quien es un mundo diferente. Es un planteamiento que tiene mucha razón. Igual con nuestros hijos. Una vez toman conciencia de todo cuanto les rodea, y comienzan a experimentar cambios físicos y emocionales, entran en una especie de período de confusión y hasta de angustia porque les embargan el temor y la incertidumbre, por el presente y el mañana.

El problema estriba en que los adultos consideramos o pareciera que lo intuimos, que fuimos concebidos adolescentes y jamás pasamos por la etapa de la adolescencia. Olvidamos que es un paso ineludible para todos, en su tránsito de la niñez a la adolescencia.

¿Qué situaciones relevantes se presente en los chicos durante esa fase? Libran una lucha tremenda entre depender de los padres y el deseo de ser independientes, tomar sus propias decisiones.

Para los adolescentes se convierte en una fase sumamente interesante, pero a la vez desconcertante en la que experimentan todo –o al menos lo que les llama más la atención— y de explorar nuevas posibilidades en todos los campos.

Al tiempo que vivencian cosas nuevas, luchan con temas como la autoestima, el sexo, las citas— cuando el bichito de la atracción les pica el corazón — , la presión que ejercen sus amigos y personas más próximas procurando que actúen de tal o cual manera, las emociones encontradas, la tentación de las drogas y hasta la fe.

¿Cómo padre se ha tomado el trabajo de pensar por un instante sobre todas las cosas que pasan por la cabecita de tus adolescentes?

Sus hijos lo necesitan

Reconozco como padre de familia que no es tarea fácil. Al igual que usted he debido orar muchas veces diciéndole: “Señor Jesús, dame sabiduría para saber tratar con mis hijos, y ser para ellos el padre que tú quieres que yo sea”. No ha sido una vez, sino muchas.

¿La razón? Es evidente que nuestros hijos adolescentes nos necesitan. Usted es muy importante para ellos. Su apoyo, amor, comprensión, tolerancia y ternura son esenciales para que salgan adelante.

En la Biblia leemos: “El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es tristeza de la madre” (Proverbios 10:1). Es evidente que para tener hijos e hijas sabias, es primordial educarlos en sanos y sólidos principios y valores cristianos. Si no nos preocupamos por esos desde su más tierna infancia, lo más probable es que tendremos adolescentes que serán un dolor de cabeza para nosotros.

La infancia y adolescencia son etapas clave en la que nuestros hijos pueden ser formados. Y, con sabiduría, podemos afectar positivamente sus emociones, equipándolos para que puedan enfrentar exitosamente los grandes cambios que se avecinan en su existencia.

La corrección juega un papel importante, pero hacerlo con sabiduría. Haciéndoles comprender su error, más que propiciarles mal trato, en lo que nos identificamos plenamente con el rey Salomón cuando escribió: “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo” (Proverbios 19:18).

Es evidente que por momentos encontrará manifestaciones de rebeldía en sus adolescentes, pero es esencial que sepa tratar con ellos durante esos momentos que son altamente difíciles. Recuerde que “…corrigiendo al entendido, entenderá ciencia.” (Proverbios 19:25 b)

Piénselo siempre: usted es clave y fundamental en el proceso de formación y edificación de sus hijos e hijas.

Ayudarlos, un factor de éxito

¿Quiere hijos que salir airosos por encima de las circunstancias? ¿Adolescentes exitosos en todos los ámbitos en medio de una sociedad carente de morar y principios? Apóyelos.

Las bases que siembra en sus vidas hoy, son esenciales para que puedan enfrentar apropiadamente el mañana.

Cuatro recomendaciones valiosas con sus hijos adolescentes

En sus manos está brindarles ayuda para que desarrollen tres elementos fundamentales: el primero, sentido de identidad; el segundo, establecer relaciones sanas en su entorno, y el tercero, que aprendan a tomar decisiones oportunas y sabias.

En esa tarea debe avanzar de la mano del Señor Jesucristo. Compartirle a sus hijos e hijas que hay un Dios de poder que les acompaña en todo momento, tal como ha estado con usted. Y en esa labor, ardua pero gratificante a la postre, tenga en cuanta cuatro recomendaciones muy valiosas:

  1. Perseverancia
  2. Comunicarse con sus hijos
  3. Compartir el mayor tiempo que pueda a su lado.
  4. Comprender su cultura, que es distinta a la nuestra.

Marchar de la mano de nuestros hijos para ayudarles a sobrevivir la etapa de la adolescencia, debe partir de una decisión que tome hoy. No le prometo que el camino será fácil, pero tampoco es imposible.

Los cristianos estamos llamados a ser vencedores en todos los espacios en los que nos desenvolvamos, y con el poder de Dios, también aplica a nuestro rol de padres. Ánimo. ¡Sus hijos lo necesitan!

No podría despedirme sin antes invitarle para que le abra las puertas de su corazón a Jesucristo. Es la mejor decisión que podemos tomar. Él transforma nuestra vida personal, espiritual y familiar.

Publicado en: Estudios Bíblicos


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